ORACIÓN DE LA NOCHE
†
V. Muéstranos, Señor, tu
misericordia
R. y danos tu salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Luego se dice:
Yo confieso, ante Dios, todopoderoso, y ante vosotros
hermanos que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los
ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que
intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Himno
Procuraré que la esperanza mía
Tenga nave que surque tu pureza.
Procuraré, Señor, que mi tristeza
Mude, con tu mirada, en alegría.
Procuraré que el sueño que tenía
-centinela de ronda en mi cabeza-
Quiera apostar mi fe por tu grandeza
Soñando como yo te soñaría.
Toda mi fe la tengo como un vuelo
Contenido en el
hueco de la mano,
Con la que acaso pida merecerte.
Mi sangre derramada por el suelo,
De su sueño quizá pueda temprano
Despertar en tu Seno con la muerte.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu.
Amén.
Salmo 4
Escúchame cuando te invoco, Dios defensor mío,
Tú que en el aprieto me diste anchura,
Ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis
la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
Y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
Reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
Ofreced sacrificios legítimos y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: ¿Quién nos hará ve la dicha,
Si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
Porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como
era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de
los siglos. Amén.
Palabra de Dios___Deuteronomio
6, 4-7
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las
palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria, se
las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando
en casa y yendo de camino, acostado y levantado.
V. A tus manos, Señor,
Encomiendo mi espíritu.
R. A tus manos, Señor,
Encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO DE SIMEÓN
Ant: Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y
descansemos en paz.
Se canta o se
dice una de las siguientes antífonas marianas:
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y, después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
o bien:
Madre Santo del Redentor, puerto siempre abierto del cielo, estrella del mar, socorre al pueblo que cae y procura levantarse.
Tú que ante el asombro de la naturaleza engendraste a tu Santo Creador, engendraste a tu Santo Creador.
Virgen antes y después de haber recibido de la boca de Gabriel aquel Ave, ten piedad de los pecadores.
o bien:
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz; salve, puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, oh hermosa doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
o bien:
Bajo tu protección nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
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