NOVENA A LOS SANTOS ARCÁNGELES
Del 20
al 28 de septiembre
Fiesta
litúrgica, 29 de septiembre
Fuente: Caballeros de la Virgen
https://caballerosdelavirgenecuador.com/wp-content/uploads/2021/09/NOVENA-de-los-Santos-Angeles-2021.pdf
Oración preparatoria
Oh, gran príncipe del Cielo, fidelísimo
defensor de la Iglesia de Dios, santo Arcángel Miguel; heme aquí, con mis
pecados y defectos. El combate que tú comenzaste en el Cielo continúa en esta
tierra.
Los enemigos de nuestras almas,
el demonio, el mundo y la carne, arrojan siempre almas al abismo del infierno.
La Santa Iglesia no solamente es perseguida desde afuera sino, lo que es más
peligroso todavía, es atacada en su interior por sus enemigos. La viña del Señor
está descuidada.
Con humilde confianza en tu
bondad y en el poder de tu auxilio, me presento ante ti en compañía de mi Ángel
de la Guarda, para entregarme a ti. Sé tú mi patrono, protector especial e
intercesor.
Defiéndeme de todos los ataques
del enemigo maligno, especialmente en las tentaciones, y guárdame de la
perdición por el pecado. Guarda en mi alma la paz en la hora de la muerte, y
guíame seguro a la casa paterna del Cielo. Amén.
Oración para todos los días
Arcángeles San Miguel, San Gabriel, San Rafael; Ángel
de mi Guarda, y los coros angélicos de la Corte Celestial: Abrasad mi corazón
en amor a Dios y a su Santísima Madre, llenadme de celo por su gloria y por la
salvación de mi alma. Comunicadme vuestra humildad y todas vuestras virtudes.
Sed mis guardianes, consejeros y compañeros en el peregrinar por la vida hacia
la eternidad.
San Miguel Arcángel: te encomiendo especialmente la hora de mi muerte, para que apartes de mí al demonio, y así no ataque ni debilite mi alma.
San Gabriel Arcángel: alcánzame de Dios una fe viva, una esperanza fuerte, un amor ardiente y una profunda devoción a Jesús en el Santísimo Sacramento y a la Virgen Inmaculada.
San Rafael Arcángel: condúceme siempre por el camino de la virtud y la perfección.
¡Ángeles del Cielo, con vuestras espadas defendedme y con vuestras alas protegedme! Amén.
Rezar
la oración del día correspondiente.
Oración final para todos los días
¡Oh Augusta Reina del Cielo y
Señora de los Ángeles!, habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar
la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que
humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones angélicas para que, bajo
vuestras órdenes, combatan a los demonios; donde quiera repriman su perversidad
y malicia, y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
¿Quién como Dios?
Santos Ángeles y Arcángeles,
defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre!, Vos seréis siempre nuestra
luz y nuestra esperanza. ¡Oh Madre!, enviad los Santos Ángeles para defendernos,
y resistir y rechazar al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.
Primer día
Oraciones
para todos los días (Pág. 4).
Entonces el Señor dijo a la
serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos
los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por
todos los días de tu vida.
Haré que haya enemistad entre
ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza
mientras tú herirás su talón.» (Génesis 3, 14-15).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración final para todos los
días (Pág. 6).
Segundo día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
Entonces se entabló una batalla
en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el dragón. También el dragón
y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar
para ellos. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado diablo
y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles
fueron arrojados con él. Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo:
«Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la
potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros
hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios». (Apocalipsis
12, 7-10).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración final para todos los días (Pág. 6).
Tercer día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
“Yo soy Rafael, uno de los
siete Ángeles que tienen entrada a la Gloria del Señor.»
Temblaron entonces, y los dos
cayeron con el rostro en tierra, llenos de terror. Él les dijo: «No teman. La
paz sea con ustedes. Bendigan siempre al Señor.
Cuando estaba con ustedes, no
estaba por mi propia voluntad, sino por voluntad de Dios. A Él deben bendecir y
cantar todos los días. Ustedes me veían comer y hablar, pero sólo era apariencia.
Bendigan ahora y den gracias al Señor; yo me voy al que me ha enviado.
Escriban en un libro lo que se
ha cumplido.» Y en seguida desapareció.” (Tobías 12, 15-20).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
Cuarto día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
Cuando el Cordero abrió el
séptimo sello, se produjo en el Cielo un silencio como de media hora.
Y vi a los siete Ángeles que
están de pie delante de Dios; se les entregaron siete trompetas.
Otro Ángel vino y se paró
delante del altar de los perfumes con un incensario de oro. Se le dieron muchos
perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer en el altar de oro
colocado delante del trono.
Y la nube de perfumes, con las
oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de
Dios.
Después, el ángel tomó su
incensario, lo llenó con brasas del altar y las arrojó sobre la tierra: hubo tremendos
truenos, relámpagos y terremotos.
Los siete Ángeles de las siete
trompetas se prepararon para tocar. (Apocalipsis 8, 1-6).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
Quinto día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
En aquel tiempo, el ángel
Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una
virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La Virgen se
llamaba María.
Entró el ángel a donde ella
estaba y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Al oír
estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir
semejante saludo.
El ángel le dijo: No temas,
María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un
hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su Padre, y él reinará sobre
la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin. (Lucas 1, 26-33).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
Sexto día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
Hubo en los días de Herodes,
rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con
una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos
ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del
Señor. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del
incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le
dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu
mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan.
El ángel le respondió: «Yo soy
Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y
anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar
hasta el día en que sucedan estas cosas. (Lucas, 1, 5-6 11-13 19-20).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
Séptimo día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
Llegaba el día en que Herodes
iba a hacerlo comparecer; aquella misma noche Pedro estaba durmiendo entre dos
soldados, atado con dos cadenas, y otros guardias custodiaban la puerta de la cárcel.
De repente la celda se llenó de
luz: ¡estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó
diciéndole: «¡Levántate en seguida!» Y se le cayeron las cadenas de las manos.
El ángel le dijo en seguida:
«Ponte el cinturón y las sandalias.» Así lo hizo, y el ángel agregó: «Ponte el
manto y sígueme.»
Pedro salió tras él; no se daba
cuenta que lo que estaba ocurriendo con el ángel era realidad, y todo le
parecían visiones.
Pasaron la primera y la segunda
guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les
abrió sola. Salieron y se metieron por un callejón, y de repente lo dejó el
ángel.
Entonces Pedro volvió en sí y
dijo: «Ahora no cabe duda: el Señor ha enviado su ángel para rescatarme de las
manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos contra mí.» (Hechos de
los Apóstoles 12, 6-11).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
Octavo día
Oración inicial para todos los día
Había en la misma comarca unos
pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
Se les presentó el Ángel del
Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
El ángel les dijo: «No temáis,
pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido
hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá
de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
Y de pronto se juntó con el
ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria
a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se
complace.»
Y sucedió que cuando los
ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
«Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
Y fueron a toda prisa, y
encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. (Lucas 2,
8-16).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
Noveno día
Oración
inicial para todos los días (Pág. 4).
Una gran señal apareció en el
cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de
doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto
y con el tormento de dar a luz. Y apareció otra señal en el cielo: un gran
dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete
diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las
precipitó sobre la tierra. El dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a
dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.
Y la mujer dio a luz un hijo
varón, el que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro; pero su
hijo fue arrebatado y llevado ante Dios y su trono, mientras la mujer huyó al desierto,
donde tiene un lugar que Dios le ha preparado. (Apocalipsis 12, 1-5).
Un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria al Padre.
Oración
final para todos los días (Pág. 6).
APÉNDICE:
Oración a San Miguel
San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla: sé nuestra protección contra la malicia y las
acechanzas del diablo. Reprímalo Dios, suplicamos humildemente: y tú, oh
príncipe de la milicia celestial, arroja a los infiernos a satanás y a los
otros espíritus malignos que andan sueltos por el mundo, para causar la
perdición de las almas. Amén.
Oración a San Gabriel
¡Oh, excelso Arcángel San
Gabriel, llamado justamente la fuerza de Dios! Puesto que fuiste escogido para
anunciar a María el misterio de la Encarnación en el que el Todopoderoso
desplegó la fuerza de su brazo, haznos conocer los tesoros encerrados en la
persona del Hijo de Dios, sé nuestro abogado cerca de Él y de su augusta Madre
en el cielo, y nuestro guía y protector en la tierra. Amén.
Oración a San Rafael
¡Gloriosísimo Arcángel San
Rafael! Por aquella caridad con que acompañaste al joven Tobías guardándole de
muchos peligros, liberándolo a él y a Sara, su esposa, del cruel demonio
Asmodeo, devolviendo la vista a su anciano padre y llenando su casa y familia de
toda clase de bendiciones; te ruego, piadosísimo príncipe, que me asistas en
mis enfermedades, me defiendas del demonio de la impureza y me acompañes en
todos mis caminos, especialmente en el trayecto hacia la eternidad.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario