ROSARIO SOBRE LA ORACIÓN DE JESÚS PARA CUARESMA (lunes y sábados)
Todos:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios
nuestro.
Acto
de confesión de los pecados
Yo, pecador me confieso a
Dios todopoderoso
a la bienaventurada
siempre Virgen María,
al bienaventurado san
Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan
Bautista,
a los santos Apóstoles
Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a
vosotros, hermanos,
que pequé gravemente de
pensamiento, palabra y obra;
por mi culpa, por mi
culpa, por mi gravísima culpa.
Por eso, ruego a Santa
María siempre Virgen,
al bienaventurado san
Miguel Arcángel,
al bienaventurado san Juan
Bautista,
a los santos Apóstoles
Pedro y Pablo,
a todos los santos, y a
vosotros, hermanos,
que rogueis por mí a Dios nuestro Señor. Amén.
El Señor todopoderoso y
misericordioso nos conceda la absolución y el perdón de nuestros pecados.
Petición
- Señor, abre mis labios:
Y mi boca proclamará tu alabanza.
- Dios mío, ven en mi
auxilio.
Señor, apresúrate en
socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos. Amén.
Ofrecimiento
Dios, Padre Misericordioso, dirigid y aceptad todos nuestros pensamientos, palabras y obras. Y Vos, Virgen Santísima, alcanzadnos la Gracia para rezar con devoción esta parte del Santísimo Rosario, que os ofrecemos a mayor gloria vuestra, por el bien de la Religión Católica en todo el mundo y por todas nuestras necesidades espirituales y temporales, con intención de ganar las indulgencias concedidas, que aplicamos por las almas del Purgatorio, y en especial, de las que sean de vuestro mayor agrado. Amén.
Cuaresma es un tiempo de especial gracia, es tiempo favorable para convertirnos. Nosotros como Iglesia nos preparamos para vivir y celebrar el Misterio de la Reconciliación, cada vez con un corazón más convertido. Este es el sentido: convertir nuestro corazón al Señor.
Meditemos en este rosario
en algunos medios que la Iglesia nos propone para poder prepararnos
adecuadamente para la celebración de los misterios centrales de nuestra fe.
PRIMERA MEDITACIÓN: La iniciativa siempre es de Dios
Hay dos medios que nos propone la Iglesia para este tiempo litúrgico de la Cuaresma, que nos manifiestan claramente que la iniciativa parte de Dios-Amor. Por un lado, se nos propone tener una escucha atenta y reverente a la Palabra de Dios. Debemos tener durante esta Cuaresma un constante contacto con la Palabra Divina. Dios mismo sale a nuestro encuentro y nos invita a prepararnos nutriéndonos de su propia Palabra. Esta lectura de la Palabra de Dios, nos lleva a una oración más intensa, y éste es el segundo medio. Debemos nutrirnos de la oración durante esta Cuaresma, para no sucumbir y salir fortalecidos ante las tentaciones de Satanás. Esta oración debe mostrar nuestra reconciliación con Dios que nos invita al amor.
1 Padre nuestro; 10 avemarías; 1 Gloria
SEGUNDA MEDITACIÓN: Cooperar con la gracia de Dios
Otro de los medios que se nos propone durante la Cuaresma es acudir a los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía. Es necesario acudir a la misericordia del Señor. Para convertirnos debemos dejar todo pecado. Pero solos no podemos. Confiemos en el perdón que nos ofrece el Señor. No hay pecado que Él no pueda perdonarnos. Y acudamos también al encuentro con el Hijo de Santa María, realmente presente en la Eucaristía. Él mismo se ofrece por nosotros y se entrega en el altar de la reconciliación.
1 Padre nuestro; 10 avemarías; 1 Gloria
TERCERA MEDITACIÓN: El ayuno y la abstinencia
Dos medios que nos ayudan a ir preparando mejor nuestro corazón. Debemos tomar conciencia de la bendición que nos da el Señor. Muchos no se percatan de la importancia de esto. Cuántos de nosotros sabemos del ayuno y abstinencia de todos los viernes de Cuaresma, como preparación. ¿Y cuántos de nosotros realmente lo vivimos?
Muy importante es también la mortificación y la renuncia en algunas circunstancias ordinarias de nuestra vida, ocasiones para acercarnos a la luz del Señor y conformarnos con Él, purificando nuestros corazones.
En esta meditación vamos a cantar el primer Ave María.
1 Padre nuestro; 10 avemarías; 1 Gloria
CUARTA MEDITACIÓN: Llamado a la conversión
El Señor nos invita a convertirnos a Él. Debemos llegar hasta el fondo de nosotros mismos, pues se trata de morir a todo lo que es muerte para resucitar a una vida nueva en el Señor.
Confiemos en la misericordia de Dios. Escuchemos lo que Él mismo nos dice en la Escritura: (hacer una pausa)
«Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne»
1 Padre nuestro; 10 avemarías; 1 Gloria
QUINTA MEDITACIÓN: En compañía de María
Y todo este camino que hemos emprendido, lo hacemos en la compañía tierna y amorosa de nuestra Santa Madre. Ella es guía segura en nuestro peregrinar hacia la plena configuración con su Hijo, el Señor Jesús. Es Ella quien con su intercesión nos ayuda a cambiar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne.
Acojámonos a su intercesión y confiémosle nuestros esfuerzos para vivir intensamente este tiempo de conversión.
1 Padre nuestro; 10 avemarías; 1 Gloria
POR LAS INTENCIONES DEL ROMANO PONTÍFICE EN LA DIVINA VOLUNTAD DE DIOS:
1 Padre nuestro; 1 avemaría y 1 Gloria
Convirtamos nuestro corazón, trabajemos por nuestra propia reconciliación personal, siempre guiados de la mano amorosa de nuestra Madre.
Terminemos nuestra oración cantando LA SALVE.
Dios te salve, Reina y
Madre de Misericordia,
vida, dulzura y esperanza
nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos los
desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo
y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada
nuestra,
vuelve a nosotros esos tus
ojos misericordiosos,
y, después de este
destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh
piadosa, oh dulce Virgen María!
†
En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario