Príncipe de los ejércitos de Dios
SAINT MICHAEL
El libro del Apocalipsis 12, 7-9 nos muestra a san Miguel
desplegando toda su fuerza y poder en el combate contra el enemigo de Dios:
Satanás.
Este combate continua, y San Miguel, de acuerdo a santo Tomás
de Aquino, será quien combata y destruya al Anticristo, así como lo hizo con
Lucifer.
Este servicio de este Jefe de la milicia celestial nos ayuda
si se tiene en cuenta que la vida cristiana es una batalla espiritual por el
Reino de Dios, donde cada uno debe llevar el estandarte de ¿Quién como Dios?
Es precisamente con este grito de combate con el que san
Miguel reivindica los derechos inalienables de Dios. Pero al mismo tiempo, el
grito de batalla no es solamente un gesto de humildad de Miguel Arcángel, sino
que expresa también una manifestación acerca de quién es él. Recordemos que
“quien no se conozca es imposible que pueda llegar a la santidad” (Tanqueray,
Adolphe).
Hoy, cuando se quieren quitar a Dios los derechos que Él
tiene sobre toda vida, como con el aborto y la eutanasia, levantemos esta arma
junto con San Miguel.
Así mismo san Miguel te ayuda a que te conozcas a ti mismo
como criatura e hijo de Dios, como hombre y mujer; y conociéndote llegues a la
santidad y unión con Dios.
Cabe recordar lo que escribió san Francisco de sales: “La
veneración a san Miguel es el remedio contra el desprecio contra los derechos
de Dios, remedio contra la insubordinación, escepticismo e infidelidad”.
San Miguel es reconocido como el capitán, el jefe de la
milicia celestial, y todos los ángeles le rinden obediencia y están atentos a
recibir de él sus varios oficios. Tal reconocimiento es porque los ángeles ven
en la voluntad de san Miguel la voluntad de Dios.
De ahí que san Miguel te ayuda a aceptar, amar y realizar la
voluntad de Dios.
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