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martes, 16 de abril de 2019

SANTO ROSARIO EN CUARESMA




SANTO ROSARIO EN CUARESMA

Hacer la Señal de la cruz:

Por la señal de la santa cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro +
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo + Amén.


Ofrecimiento:

Rezamos este Santo Rosario por todas las intenciones recibidas, por los enfermos y dolientes, por nuestra Santa Iglesia, por el Papa Francisco, los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, por las vocaciones, por las misiones y todos los misioneros, por los agonizantes y por las almas del Purgatorio.
Y pedimos especialmente vivir esta Cuaresma y nuestra vida entera en santidad.

Oración de inicio:

Santísima Virgen, tú que has sabido guardar a Jesús y penetrar hasta la profundidad más íntima de su persona: enséñanos a guardarlo, a guar-darlo prolongada y devotamente en el Tabernáculo en que está presente.

Enséñanos a escuchar en silencio las palabras que Él nos dirige y a iniciar con Él un diálogo personal.

Haznos vislumbrar las maravillas que Él desea operar en el secreto de nuestras almas.

Concédenos apreciar el mucho tiempo que Él está ocultamente cerca nuestro  y cuán grande es la amistad que nos demuestra.

Ayúdanos a responder a su amor con el ímpetu de todo nuestro ser, a perdernos enteramente, como tú, en una mirada de amor fija sobre Él. Amén



Rezamos el Pésame:

Pésame,
Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido, pésame por el infierno que merecí y por el Cielo que perdí.
Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.
Antes querría haber muerto que haberos ofendido; y propongo firmemente no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.

Meditaremos en cada misterio un texto extraído del libro, “Las cuarenta horas de Padre Pío. Oremos, Adoremos”

MISTERIOS DEL ROSARIO
(Según el día)  


PRIMER MISTERIO: 
(Anuncien el misterio que corresponda)

Jesús agoniza en el huerto de Getsemaní por el desprecio y la indiferencia de los hombres ante su amor. Él “los amó hasta el extremo” (Jn 13,1), es decir, los amó hasta las últimas consecuencias..., hasta llegar a aparecerse al pan  para convertirse en alimento de los hombres. 

Entonces Él, en el huerto de Getsemaní, sufrió incluso por el sacrilegio y el desprecio de los hombres por la Eucaristía. Jesús fue consolado por un ángel allí en el huerto; por lo tanto nosotros deseamos ofrecer a Jesús sacramentado toda la compasión y el amor de su Madre, la única que, en toda su plenitud, se ofreció al amor de su Dios.

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria 

- Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.


- Ave Marìa Purìsima, sin pecado concebida
- Santo Padre Pío, ruega por nosotros


SEGUNDO MISTERIO:
(Anuncien el misterio que corresponda)

San Pío decía: “Es más fácil que el mundo pueda mantenerse  sin el sol que sin la Misa”.

 Víctima silenciosa de nuestros altares, Jesús continúa ofreciéndose al Padre como durante la flagelación, como reparación de todas las maldades e iniquidades humanas.

El apóstol Pablo exhorta: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?  El que se une al Señor se hace un solo espíritu con Él... 

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

- Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

- Ave Marìa Purìsima  sin pecado concebida

- Santo Padre Pío, ruega por nosotros


TERCER MISTERIO:  
(Anuncien el misterio que corresponda)

En ninguna otra parte de la pasión se manifiesta la humillación a la cual estuvo sujeto el Señor como en la coronación de espinas. En la Santísima Eucaristía, por tanto, la humillación y el rebajamiento de Dios son insondables.

 ¿Cómo podemos explicar este estado de Jesús en la Hostia consagrada, si no reconocemos que Dios se humilla tan profundamente para confundir nuestro orgullo, raíz de todos nuestros pecados?

Nos creemos más sabios que Dios y criticamos todo, pero no ponemos en práctica sus mandamientos. Sigamos el ejemplo de María, que se reconoció “la esclava del Señor” (ver Lc 1, 3-8) y pidámosle su gracia para entregarnos humildemente, como ella lo hizo, a la voluntad de Dios.

Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria

- Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesitadas de tu misericordia.

- Ave Marìa Purìsima  sin pecado concebida

- Santo Padre Pío, ruega por nosotros.


 
CUARTO MISTERIO:  
(Anuncien el misterio que corresponda)

“El que no lleve su cruz y venga en pos de mí no puede ser mi discípulo ” (Lc 14, 27). La Virgen Santísima, que, desde la profecía de Simeón, sintió la punta de aquella espada que después lenta e inexorablemente penetró en su Corazón hasta traspasarlo en el Calvario, nos da la gracia para soportar los pequeños y grandes sufrimientos de cada día y unirlos, como lo hizo Él en el Calvario, al sacrificio de Cristo que se renueva cada día en nuestros altares.

Padre nuestro, 10 Ave María y Gloria

- Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

- Ave Marìa Purìsima  sin pecado concebida

- Santo Padre Pío, ruega por nosotros


QUINTO MISTERIO:  
(Anuncien el misterio que corresponda)

El Sacrificio eucarístico es recuerdo del  Calvario. Decía San Pío: “En la Misa está todo el Calvario” (13); y cuando se le preguntó: “Padre, ¿cómo debemos participar en la Santa Misa?”, él respondió: “Como la Virgen, como San Juan y las piadosas mujeres del Calvario, amando y compadeciendo”.  

En el Calvario, María refleja todo el dolor y todos los sentimientos de su Hijo. Ella es la Cordera sacrificada con el Cordero sacrificado, y en cada Santa Misa se actualiza, junto a Jesús Víctima, la presencia y ofrecimiento de María como Corredentora. 

Ella es la hostia con Jesús Hostia. Los fieles, que tienen el sacerdocio común por el bautismo, pero en particular el sacerdote, que tiene el sacerdocio ministerial, recibido en el Sacramento del Orden Sagrado, deben tener como modelo a María, ofreciendo a Dios no sólo el cuerpo y la sangre de Cristo, sino también la “propia vida, su propio trabajo y todas las cosas creadas”

Padrenuestro, 10 Ave María y Gloria

- Oh Jesùs mìo, perdona nuestras culpas, lìbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las màs necesita-das de tu misericordia.

- Ave Marìa Purìsima, sin pecado concebida

- Santo Padre Pío, ruega por nosotros

Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,  para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén. 


Rezamos por las intenciones del Papa para con este mes:

Por la evangelización: Por las comunidades cristianas, en particular las que son perseguidas, para que sientan la cercanía de Cristo y para que sus derechos sean reconocidos.

  Ave María 3, y Gloria.



Rezamos la Oración a San Miguel Arcángel

"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.

Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.

Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.

Amén."

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



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